Un objeto de deseo asequible, y una buena solución como segundo coche de ciudad en el Mini, el mítico coche se hace un reciente lavado de cara y ahora tenemos el placer de disfrutar del modelo cabrio.
De comercialización el próximo mes de marzo ha suprimido los antiestéticos y prominentes arcos de seguridad antivuelco de las plazas traseras.
Con un sistema mejorado, se despliega automáticamente en caso de vuelco. Antes el sistema era fijo.
Su peso se reduce en 10 kg y gana 5 litros más de capacidad de maletero, situándola en 125 litros.
Las bisagras de la puerta del maletero están ocultas y se sitúan en el interior. Se sigue abriendo hacia abajo y soporta un peso de 80 kg.
Las llantas son de 15 pulgadas en el Cooper y de 16 en el Cooper S con unas de 17 opcionales.
El Mini Cabrio incorporará dos motores de 1.6 litros gasolina; uno de 120 CV atmosférico (Cooper) y otro de 174 CV turboalimentado (Cooper S). Ambos son nuevos en la gama Cabrio. Para ahorrar combustible incorporan la función Start&Stop, que detiene automáticamente el motor si de para la marcha durante un determinado tiempo y se pone punto muerto. Al pisar el embrague para reanudarla, el motor se pone de nuevo en marcha.
Una novedad del flamante Mini Cabrio es contador que calcula el tiempo total que se ha circulado con el techo descapotado.
La capota es de accionamiento eléctrico y ofrece dos posibilidades; la apertura total, operación que se completa en 15 segundos y puede realizarse en marcha a menos de 30 km/h y la segunda, que es desplazar la parte superior 40 cm hacia atrás, como un techo corredizo, lo que puede realizarse hasta los 120 km/h de velocidad de marcha.

